3 de mayo de 2008

Revivir en París

Perdón que me perdí, pero juro que fue por una buena causa. Después de tantos días sin escribir en el blog sobre mis andanzas, contar con este espacio, he de confesar, me hacía mucha falta.

Pero todo tiene una razón y un porqué, y pasar una semana en París, bien que lo justifica!!! Y eso se lo debo de todo corazón a mi hermana, que no solo vino de visita a Madrid, sino que con esa semana en París me dio uno de esos regalos que no tienen manera de ser agradecidos con palabras, y a veces hasta ni con actos. Gracias, Dana.

En París desaparecí, no solo del blog, sino de mi vida, de mi rutina. Y a la vez reviví, me reencontré, sentí cómo dentro de mi nacía una nueva yo, que se sentía como en casa en una ciudad a la que nunca había ido, y con la que llegué a generar un lazo poco habitual de permanencia. A partir de este momento, y más que nunca, sé que París es y siempre va a ser una parte importante de mi vida.

Tal vez sea un cliché decir que en Paris se respira, vaya por donde uno vaya, arte, creatividad y mucha moda. Pero es una verdad.

Una verdad que me llevó a remplantearme, una de las tantas veces que supongo me va a pasar en la vida, el siginificado que tiene para mi la moda, así como también a buscar dentro y fuera de mi misma una redifinición de mi estilo. Me encontré persiguiendo un look más descontracturado que el de la madrileña que aprendí a ser en estos meses, pero a la vez diferente de la uruguaya que dejé de ser hace un poquito más de tiempo.

Desde mi llegada a Europa aprendí que no sólo cada tribu tiene sus propios códigos de estilo sino también que cada ciudad dicta los suyos y tiene su personalidad. Mientras que en Uruguay estar a la moda es llevar un estilo muy "casual", en Madrid la elegancia es palabras mayores y con ello tuve que aprender y asimilar que el vestir de negro puede ser también para el día. Ahora en París aprendí que la elegancia también hay que saber llevarla, sea cual sea tu look, y llevarla con mucho estilo. Que según mi presentimiento, eso es algo con lo que los parisinos simplemente nacen como una bendición que les da la vida.

No es fácil ponerte lo que te pongas, combinar los colores que combines, andar en bicicleta y hacerlo siempre con estilo, con soltura, como si siempre hubiera sido así y no hubiera otra manera de hacerlo. Supongo que eso es lo que tanto me sorprendió en París; la soltura con la que gente se lleva con el estilo.

Creo que en una está el encontrar, en estos viajes, que no hacen más que agregarnos valor, un poquito más de una misma. Algunas ciudades o lugares te agregan, otros no. Lo importante está en saber aceptar esos cambios. Y saber que en esta vida si queremos dedicarnos a la moda, tenemos que estar abiertas a reinterpretarnos a nosotras mismas y a lo que nos rodea. Y saber que no solo cada persona tiene su moda y su estilo, sino que también cada ciudad también lo tiene. Y que hay que estar atenta a eso, sin perder la identidad que nos define como personas.

París además es recorrer y recorrer. Y cómo me divertí perdiéndome entre callecitas que tienen todo para ofrecerte. Algunas más de lo que siquiera te imaginabas. Un vicio, un vicio sobre el que prometo contarles en los próximos posts. Merci Paris. Gracias Madrid.

No hay comentarios: