9 de marzo de 2008

La Chica Custo



Una de las cosas que más nos gusta hacer con mi marido es caminar y caminar por Madrid. Ciudad tan linda, llena de luz y calles elegantes. Como esto solo lo podemos hacer los fines de semana, muchas veces a la caminata se le suman, a veces sin siquiera proponérnoslo, otras versiones de nuestro propio gusto.

Ayer fue uno de esos casos, pues por un lado la caminata tuvo lugar en el barrio de Salamanca, y es inevitable andar por esta zona haciendo caso omiso a la cantidad de tiendas y boutiques que por ella abundan. Calles como Claudio Coello, Juan Bravo, Ortega y Gasset, Serrano, en fin, para qué ahondar más: boutiques y más boutiques desde de marcas de lujo en esquinas que sacan el aliento hasta tiendas más personalizadas y pequeñas que a veces son capaces de mostrarte un mundo nuevo o diferente. Vale la pena hacer cada fin de semana un recorrido diferente, seguro que nunca es igual y siempre vas a ser capaz de encontrar algo nuevo y refrescante.

Por otro lado, la caminata, con un día tan lindo como el de ayer terminó en Parque del Retiro, a donde a veces nos acercamos a disfrutar, aunque sea a contemplar, la gracia del verde y del pasto, a oxigenarnos y liberar la mirada, que a veces se extraña un poco en esta gran ciudad.

El gran premio nos lo llevamos cuando ya íbamos de salida. Caminábamos hacia la salida del Parque que da a la Puerta de Alcalá, y allá venía un grupo de cuatro amigas, muy a la moda, llamativas y una de ellas hasta un poco extravagante, que dicho en el momento “no pueden ser de acá” y al final constatamos que eran italianas. La extravagante llevaba un look muy atrevido y exótico que acaparaba notablemente la atención. Pero de manera tal que no captó solo la mia, de entrenada fashionista, sino de todos los que se cruzaban por su camino. Y al final resultó más divertido, no estudiarla a ella que bien valía la pena, sino las caras de quienes la miraban y comentaban a medida que ella se les aparecía en su campo de visión. Y no fue poco lo que pudimos ver, pues caminamos detrás de ella como por tres cuadras!

A todo esto hay que sumarle que esta chica llevaba una bolsa de compras EXTRALARGE, más grande que ella, de la tienda de CUSTO BARCELONA, con sus colores naranja y negro, que le agregaba más carisma y un toque de lance atrevido para rematar su ya total look. En cuanto la vi no pude pensar en otra cosa que en que esa chica bien podía ser definida como una CHICA CUSTO.



Resulta increíble como a veces la compra de alguien, que paga por su prenda o producto, debería haber sido en realidad pagada por la tienda. Pues fue ella quien le pagó a Custo al comprarle algo en su boutique (que muero por saber qué), cuando, visto los resultados, debería haber sido CUSTO quien le pagara a ella por los minutos de publicidad y gran visibilidad que le dio por las calles de Madrid.

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